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Pieza del mes febrero 2009

  • La pieza
  • Biografía
  • El cuadro
  • Biografía del artista
  • Ficha técnica
    • "La Argentina", por Anselmo Miguel Nieto

      ANTONIA MERCÉ, LA ARGENTINA

      Hija del bailarín y coreógrafo Manuel Mercé y de la cordobesa Pepita Luque, nació en 1890 en la ciudad Buenos Aires, donde sus padres se encontraban de gira. Desde niña su carácter dicharachero, heredado de su madre y que la caracterizará de por vida, le hizo decantarse por el baile antes que por la ópera, estudios que su progenitor quería que cursara. Así, a los 10 años de edad ingresó en el Conservatorio para estudiar canto pero, la tozudez de La Argentina hizo que acabara expresándose con el movimiento de los pies y el sonido de las castañuelas. Este hecho la distanció de su padre y la convirtió en la “oveja negra” de la familia. Contaba con 13 años de edad cuando falleció su progenitor y Antonia empezó a gestar su carrera, tras abandonar el Conservatorio, como bailaora en el madrileño Teatro Apolo, donde su alargado cuerpo, tez morena y rasgos poco agraciados, la llevaron a ocupar la última fila del cuerpo de baile.

      Sin muchas posibilidades de “pescar millonario” -finalidad tan de moda en la época entre las bailarinas- Antonia Mercé se decantó por moverse dentro del mundo de los intelectuales, cosa que la llevó a frecuentar el Ateneo de Madrid, donde bailó para ellos y lugar donde, según palabras suyas, se consagró como bailaora. Este hecho la vinculó al Ateneo de por vida y, sin lugar a dudas, hizo de ella la artista preferida de los intelectuales, proporcionándole un carisma diferente entre sus compañeras.

      Con 21 años, y tras realizar varios espectáculos en España, viaja al extranjero, donde su personalidad y elegancia no pasan desapercibidas. Primero en Portugal, luego Francia y más tarde Nueva York, donde estrena La danza de los ojos verdes rindiendo a la crítica a sus pies. En 1818 regresa a España consagrada y con la idea de alcanzar el triunfo en la capital artística del mundo por aquellos años: París. Allí se trasladó y allí conoció a Arnold Meckel, quien fue su pareja y el hombre más importante en su vida. En 1925 la capital francesa y la crítica en pleno aclaman su forma de interpretar El Amor Brujo de Falla. Antonia se ha consagrado como artista internacional y, a partir de ahora, recorrerá los cinco continentes siendo aclamada en cada una de sus representaciones. Francia la considera suya, Coco Chanel la viste, Picasso interviene en sus puestas en escena y la vanguardia parisina le rinde culto. Pero La Argentina no olvida España, volviendo a menudo y visitando el Ateneo cada vez que está en Madrid. Sin lugar a dudas a ella debemos la exposición que Cartier Bresson realizó en 1932 en la sala de exposiciones de la docta casa, la cual quedó amenizada por su baile la misma tarde de la inauguración, hecho que el fotógrafo recordará en su memoria.

      Al llegar la II República es condecorada con la Gran Cruz de Isabel la Católica a manos de Manuel Azaña. El 18 de julio de 1936 asistió en San Sebastián a un festival celebrado en su honor tras el cual se sintió indispuesta. Decidió continuar su viaje hacia Francia y antes de llegar a Bayona la muerte le sorprendió, muerte que pasó desapercibida en la prensa del día siguiente cuando España ya estaba en Guerra Civil.

      RETRATO DE ANTONIA MERCÉ, LA ARGENTINA

      El cuadro, obra de Anselmo Miguel Nieto, nos presenta a una joven Antonia Mercé La Argentina que cuenta con 22 años de edad. Ataviada a la moda de la época, luce un vestido blanco con amplio babero de encaje sobre el que destaca una rosa prendida a su pecho. Sus famosos ojos verdes miran al espectador, mostrando su amplia sonrisa mientras que su rostro se enmarca con un desaliñado moño, lo que ofrece al conjunto un aspecto casual de instante congelado por los pinceles del artista, a lo que hay que sumar el efecto de inacabado o abocetado de la técnica. Son destacable las firmas que se acumulan en el lateral derecho de la obra, doce en total, entre las que destacan las de Luis Bello o Jacinto Benavente.

      Este retrato se realizó cuando la bailaora volvió de su primera gira en el extranjero -a su vuelta de Portugal y antes de comenzar el viaje a Francia- como un homenaje a su éxito y reconocimiento. Por su técnica podemos pensar que se ejecutó en alguna de las dependencias del Ateneo de Madrid, aprovechando una de las numerosas visitas que La Argentina realizaba a la docta casa, donde posaría para el pintor y donde, posteriormente, rubricarían sus admiradores. La técnica empleada –gouache, óleo y clarión sobre papel- así como la palpable rapidez en las pinceladas y la construcción de la figura, avalan esta teoría.

      La obra acompañó a La Argentina toda su vida, en sus viajes y diferentes domicilios y debía guardar un especial cariño hacia la misma. El mal estado de conservación que presentaba antes de su restauración –realizada por el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía con motivo de su exhibición en la exposición La noche española. Flamenco, vanguardia y cultura popular. 1865-1939.- demostraba que la obra había sufrido avatares diversos. Su enmarcación responde al gusto francés, con un marco de madera y escayola sobredorada, dentro de los realizados a finales del siglo XIX en Francia, donde posiblemente se procedió a dotarla de marco.

      Tras su repentina muerte, en 1936, pasó a manos de sus herederos quienes custodiaron la obra hasta 1985 cuando su sobrina, Carlota Mercé, la donó al Ateneo de Madrid, pasando a formar parte de la colección de la docta casa.

      ANSELMO MIGUEL NIETO

      (Valladolid, 1881 – Madrid, 1964). Cursó estudios en la Escuela de Bellas Artes de Valladolid, donde fue discípulo del pintor Manuel Martí Monsó. Sus primeras obras, dibujos, fueron publicados en el periódico satírico ¡Velay! En 1900 trasladó su residencia a Madrid e ingresó en la Real Academia de San Fernando, para en 1902 trasladarse a Roma becado por la Diputación de Valladolid y luego a París, donde permanecerá cuatro años entrando en contacto con las corrientes impresionistas y modernistas. En 1904 obtiene la Tercera Medalla en la Nacional de Bellas Artes, regresando a España dos años después para establecerse en la capital, exponiendo en el Círculo de Bellas Artes con un rotundo éxito. Su carrera se centra en el retrato, plasmando la alta sociedad y el mundo de los intelectuales, siendo a partir de 1910 cuando comienza a exponer asiduamente y obtener diferentes reconocimientos a modo de premios. En 1913 expone en el museo de San Luis, Missouri, junto a Sorolla, Zuloaga o Beruete entre otros y en 1922 lo hará en Buenos Aires, ciudad a la que volverá tras el estallido de la Guerra Civil y en la que asentará su residencia hasta 1947, fecha en la que regresa a España. Madrid y Mallorca serán las ciudades elegidas para desarrollar su obra, la cual acomete hasta el momento de su muerte.

      Autor: Anselmo Miguel Nieto (Valladolid, 1881 – Madrid, 1964).

      Cronología: siglo XX (1912).

      Técnica: mixta papel (gouache, óleo, grafito y toques de clarión sobre papel).

      Medidas: 38 x 43 centímetros.

      Firmas o inscripciones: autor y rúbricas variadas a modo de dedicatoria.

      Contexto cultural o estilo: pintura española del siglo XX.

      Exposiciones: Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. La noche española. Flamenco, vanguardia y cultura popular. 1865-1939. Del 4 de diciembre de 2007 al 24 de marzo de 2008.

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