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Pieza del mes marzo 2009

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    • Alegoría de las Artes, por Vicente Palmaroli González

      ALLEGOREIN

      La Alegoría (del griego allegoreinhablar figuradamente”) es un recurso muy utilizado en el arte para poder así representar, a través de una figura, atributo u objeto, una idea abstracta. Desde las primeras manifestaciones artísticas del hombre se ha recurrido a la alegoría como vehículo transmisor de una idea. Durante la Edad Media y el Renacimiento alcanzaron su máximo apogeo las representaciones alegóricas, siendo en los siglos XV y XVI cuando se le dota de un sentido metafórico en el cual concurren las personas y acciones en una narrativa y se comparan con los significados que están fuera de ésta. El significado subyacente tendrá una lectura social, moral o religiosa entre otras. Así, una Alegoría es una historia con un significado literal y otro simbólico. Este recurso alcanza su máximo esplendor en la literatura, fuente de la que el arte bebe, y que utiliza este procedimiento como herramienta cognoscitiva y se asocia al razonamiento por analogías. Sin lugar a dudas La Divina Comedia de Dante fue elemento precursor de la Alegoría en las obras literarias de la España renacentista.

      Los artistas del Barroco español echarán mano de la Alegoría para plasmar en sus obras aquellos conceptos que definen no sólo la temática, sino al propio retratado, llevando a su cénit la lectura e interpretación de la obra de arte. Las diferentes tendencias o estilos que a lo largo del siglo XIX acontecen en el campo de las artes, también recurrirán al medio alegórico, si bien es cierto que, su uso, quedará casi limitado a la pintura decorativa.

      ALEGORÍA DE LAS ARTES

      El conjunto queda compuesto por tres lienzos, a modo de dintel y jambas, recibidos a uno de los vanos de acceso de la llamada Sala de La Cacharrería. Su ubicación en el Ateneo de Madrid se produjo en 1887, fecha en la que debemos datar las jambas, realizadas posteriormente al dintel.

      El lienzo superior, verdadero protagonista del conjunto, presenta una alegoría a las Artes a través de la figura femenina. Palmaroli articula el espacio con tres figuras que, con su disposición, marcan una composición piramidal reforzada ésta por el arco elíptico que las alberga y el fondo dorado que actúa como telón. El arco se levanta sobre un entablamento ingletado, muy a la manera de la arquitectura clásica romana, dando un aspecto de arquitectura fingida o continuada y adaptándose al vano. Su intradós recorrido por una greca, las enjutas albergando en latin los términos Amor y Costantia (amor y constancia) y en su clave el término Fides (confianza) contrasta con la decoración vegetal dispuesta a “candelieri”.

      Las figuras femeninas rotundas, grandiosas y de anatomías vigorosas, nos ponen en contacto con las formas de hacer del manierismo italiano del siglo XVI y los prototipos de Miguel Ángel. Actuando como eje y articulando en dos el espacio, se sitúa la alegoría a la pintura, sedente sobre un capitel jónico y sosteniendo en sus manos los utensilios del pintor: la paleta, pinceles y vara de apoyo. A nuestra derecha, la alegoría a la música y el teatro, recostada mientras que con sus manos sostiene una lira. Sin duda esta figura, diferente a sus compañeras, está más vinculada a las características formales de la pintura del siglo XIX. Por último, una alegoría a la escultura que, palillo en mano, modela un busto en el barro. Estas tres figuras visten peplos en tono blanco y a través de la disposición de sus brazos dan movimiento al conjunto.

      Los lienzos laterales, o jambas, quedan compuestos por una pilastra de capitel corintio sobre la que se superpone una hoja de palma.

      El tomo dorado utilizado en los fondos unifica los elementos y otorga al conjunto un aire deudor de los mosaicos bizantinos al emular las teselas. Esta última característica es la que también encontramos en el resto de lienzos que decoran la sala (retratos de ilustres personajes cuyo común denominador es haber nacido en España), todos ellos auspiciados por Vicente Palmaroli y realizados por la primera promoción de artistas becados en la Academia de España en Roma para el Ateneo de Madrid en la penúltima década del siglo XIX.

      El conjunto que hemos descrito fue tomado como ejemplo compositivo para la ejecución de otras sobre-puertas, como las realizadas por Federico Amutio (1869-1942) en Alegoría a la Industria Antigua y Moderna y otras que, aunque no conservadas hoy, sabemos de su existencia. La obra de Palmaroli servirá como referencia a la pintora Anselma Gessler Shaw (1831-1907), más conocida como Madame Anselma, encargada de concluir la decoración de La Cacharrería, donde nos dejó plasmada en 1891 una alegoría bajo el título La Elocuencia abriga bajo la bandera española a la Paz y las Bellas Artes, obra que, sin lugar a dudas, bebe directamente de la de Palmaroli.

      VICENTE PALMAROLI

      (Zarzalejo, Madrid, 1834 – Madrid, 1896). Nacido en el seno de una familia de artistas de origen italiano, aprendió las técnicas pictóricas de su padre, Cayetano Palmaroli (1800-1853), quien ejercía como pintor y litógrafo.

      Posteriormente, en 1848, inició su formación en la Escuela Superior de Bellas Artes de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, donde obtuvo en 1857 y sucediendo a su padre, la plaza de “litógrafo de cámara excedente del Real Museo” hecho que le valió ser pensionado en la Academia de España en Roma entre los años de 1857-1862 y entre 1863 y 1866 junto con los también pintores Eduardo Rosales y Luis Álvarez Catalá. Tras su primera vuelta de Italia presentó dos obras a la Exposición Nacional, consiguiendo una primera y segunda medalla. Tras su regreso a España, en 1867 acude con la delegación española a la Exposición Universal de París, donde conoció la obra del pintor Ernest Meissonier (1815-1891) quien influirá a partir de ahora en las formas de hacer de Palmaroli.

      Alcanzada su madurez plástica como artista y siendo su obra frecuentemente galardonada en las exposiciones nacionales, goza de éxito entre la nobleza y la alta burguesía española para la que realiza tanto retratos como pintura de historia, si bien es cierto que con poco éxito en este último género. En 1872 es nombrado académico de Bellas Artes y un año después se traslada a París donde desarrolla, con gran notoriedad, su faceta como pintor de tableautins hasta 1882, año en el que es llamado para ejercer la dirección de la Academia de España en Roma, cargo que abandonará en 1894 cuando es nombrado director del Museo del Prado, en el cual permanecerá hasta su muerte.

      Su relación con el Ateneo de Madrid fue estrecha, siendo un ejemplo claro la realización de la sobre-puerta de la Sala de La Cacharrería –espacio en el que Palmaroli dirigió su decoración- o el retrato de Juan Eugenio Hartzenbusch, retrato que le valió ser nombrado Socio de Mérito de la institución con el número 2.949 en 1878.

      FICHA TÉCNICA

      Autor: Vicente Palmaroli González.

      Cronología: siglo XIX (1882).

      Técnica: óleo sobre lienzo.

      Medidas: varias.

      Firmas o inscripciones: Palmaroli / Roma / MDCCCLXXXII.

      Contexto cultural o estilo: pintura española del siglo XIX.

      Exposiciones: no.

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