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Pieza del mes agosto 2010

  • La pieza
  • Biografía
  • El cuadro
  • Biografía del artista
  • Ficha técnica
    • Retrato de José Rodríguez Carracido

      INTRODUCCIÓN

      Corría la década de 1920 y los artistas de la Vanguardia en España explosionaban en diferentes manifestaciones artísticas que, a su vez, concurrían en paralelo a los convulsos momentos políticos y sociales. La ruptura con la tradición estaba asegurada en las figuras de aquellos artistas que fueron denominados «transgresores» y que daban importantes alternativas a los decadentes Salones o Exposiciones de Bellas Artes. Bajo unas circunstancias favorables –un ambiente propiciado no solo por las paletas y pinceles, sino por intelectuales y pensadores– este mundo artístico abrió fronteras y dio referente a otros creadores.

      En este contexto, el papel del Ateneo de Madrid fue determinante al reunir en La Cacharrería a grupos de intelectuales que avalaron estos movimientos designados Ultramodernos. Las tertulias de Huidobro, Guillermo de Torre y Cansinos Assens, entre otros, pronto derivaron en conferencias, exposiciones y lecturas en el que los campos de la literatura, las artes y la estética, aunaron esfuerzos en un único fin: ir hacia la Modernidad. Pero esta idea de Modernidad no sólo debía materializarse sino también introducirse en los elementos simbólicos del pasado. La famosa Galería de Retratos del Ateneo de Madrid iba a romper la formalidad estética con una nueva y llamativa aportación: el retrato de José Rodríguez Carracido, obra del artista Wilfredo Lam.

      BIOGRAFÍA

      JOSÉ RODRÍGUEZ CARRACIDO

      (Santiago de Compostela, 1856 – Madrid, 1928). Nacido en una familia de origen humilde, en 1874 se licencia en Farmacia, siendo este mismo año cuando traslada su residencia a Madrid para cursar su doctorado, tras el cual ejercerá como farmacéutico militar hasta 1880, año en el que pide la baja del Ejército. Su vida académica comenzó como catedrático de Química Orgánica en la Facultad de Farmacia de Madrid, donde llegó a ocupar el cargo de Rector de la Universidad Central desde 1916 hasta 1927. Fue el primer catedrático de Bioquímica en España.

      Miembro de diferentes instituciones – Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, así como de la Real Academia Española, Real Academia de Medicina, Real Academia de Farmacia– también fue socio del Ateneo de Madrid, donde presidió la Sección de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales y donde realizó numerosas conferencias.

      LA PIEZA

      Retrato de José Rodríguez Carracido

      Realizado en 1930 y tras la muerte de Carracido, este retrato forma parte de la Galería de Retratos del Ateneo de Madrid, siendo una de sus obras más importantes. No queda constancia del encargo que el Ateneo de Madrid pudiera realizar a Wilfredo Lam para su ejecución, si bien podemos deducir, por las fechas, que pudo ser encargado al artista por el escultor Victorio Macho, quien por entonces presidía la Sección de Artes Plásticas de la institución.

      La obra preludia el camino que Lam va a seguir a partir de ahora, observándose ya determinados trazos que asientan una nueva concepción estética. Así, las pinceladas van llenando planos que han sintetizado la anatomía, ofreciendo un aspecto más cercano a la máscara que a la realidad, todo ello aunado a la estética del conjunto en el que se encuadra. Sin lugar a dudas, la exposición que el año anterior había acaparado el interés artístico de Madrid cambió el rumbo artístico de Lam: nos referimos a la exposición al aire libre en el Jardín Botánico de Madrid, donde los artistas españoles residente en París exhibieron sus obras además de apoyarlas con un importante ciclo de conferencias. No obstante, esta obra es deudora de las diferentes manifestaciones que en estos años tienen un punto de encuentro en el Ateneo de Madrid. Por un lado aquellos herederos del Ultraísmo cuya cabeza visible en el Ateneo fue la propia Rosa Chacel –con la que Wilfredo debió compartir tertulias–, así como el giro que dio la Sección de Artes Plásticas de la institución con la presidencia de Macho y las exposiciones; por otro lado, son apreciables las influencias de la obra del también pintor Joaquín Torres García, quien en este mismo año de 1930 desarrolló la primera exposición de arte constructivista y abstracto, partícipe del grupo Cerce et Carré, obra que Wilfredo conoció de primera mano y movimiento con el que se sintió identificado. Por lo tanto, quizá nos encontramos ante la primera obra en la que el artista cubano expresa su verdadero modo de hacer, adelantándose a la atribuida influencia que Picasso le origina en 1936 cuando ambos artistas se conocen en París. Esto es aún más notorio cuando se compara este lienzo con las otras tres obras de Wilfredo Lam que posee el Ateneo de Madrid, observándose un avance estético y conceptual de importancia en tan sólo dos años, quizá debido al ambiente que en ese lapso de tiempo se genera en el Ateneo, no sólo por los artistas que exponen, sino por convertirse en espacio referencial de las nuevas tendencias.

      Wilfredo Óscar de la Concepción Lam Castilla

      (Sagua La Grande, Cuba, 1902 – París, 1982). Hijo de padre de origen chino y madre de mestizaje africano, comenzó a estudiar Bellas Artes en la Habana a partir de 1916, realizando su primera exposición en 1920. En 1923 traslada su residencia a Madrid, donde estudia en el taller de José Álvarez de Sotomayor, para más tarde tomar contacto con los círculos artísticos de la capital e introducirse en las nuevas concepciones estéticas. Frecuentará el Ateneo de Madrid, donde también expondrá en 1929 una serie de obras sobre paisaje urbanos españoles. A comienzos de 1930 el Surrealismo invade la obra de Lam, donde introduce de lleno las concepciones propias de este movimiento. En 1938 asienta su residencia en París, donde tendrá gran amistad con Picasso y tomará el arte africano como referente en su producción. Este mismo año realiza un viaje a México donde establece relación con Frida Kahlo y Diego Rivera. El estallido de la Segunda Guerra Mundial hace que Lam se refugie en el Caribe, donde coincidirá con André Breton, para el que ilustrará su poema Fata Morgana. En 1941 regresa a su Cuba natal, instalándose en La Habana y realizando numerosas exposiciones. Su figura ya está consagrada como uno de los grandes exponentes pictóricos y por su peculiar fusión del surrealismo con el cubismo y con las tradiciones plásticas caribeñas. En 1950 regresa a Francia, si bien sus viajes son constantes, quizá como pretexto creativo. Muere en París el 11 de septiembre de 1982 y es enterrado en su ciudad natal.

      Autor: Wilfredo Óscar de la Concepción Lam Castilla (Sagua La Grande, Cuba, 1902- París, 1982).

      Cronología: 1930.

      Técnica: óleo sobre lienzo.

      Firmas o inscripciones: ángulo inferior derecho / W Lam Castilla 1930.

      Contexto cultural o estilo: arte contemporáneo.

      Exposiciones: Un Siglo de Ciencia en España. Madrid, 1998 y Valencia, 1999.

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